QUEEEEEEEE !!!!!!!!
Hace unos meses me entró la vena maniática y borré casi todo el blog. Me aburría lo que había escrito, no le veía la gracia por ningún sitio; y si yo no le veo la gracia no creo que nadie se la encuentre...
Ahora me ha dado por republicar algunos escritos... que han acabado siendo algunos posts. Siento temor de no mezclar los capítulos del libro que algún día creo publicaré con escritos vagos en un blog que no se si se lee, pero bueno no puedo negar que me encanta escribir y me fascina contar cosas...
El caso es que llevo días pensando que tengo que volver a cogerle el gusto a esto de escribir en el blog. Siempre se puede sacar tiempo para explicar "me ha pasado esto, esto y esto; y hoy en el trabajo me han dicho esto, esto y lo otro".
Sin embargo, no quiero escribir de mi trabajo. No porque no me guste, en realidad me encanta lo que hago aunque ni sea mi ramo, ni fue lo que estudie, ni nada de eso. No quiero hablar de él porque no sé quién pudiera estar leyendo esto y no me fío un pelo. Bueno, sí que sé quién está leyendo esto: NADIE.
Pero por si acaso un día a alguno de “esos” y “esas” les da por entrar aquí y ve que he escrito de algo con lo que se pudiera sentir aludido mejor trato de ahorrarme el trago amargo y no escribir nada relacionado con mi actual profesión.
El caso es que estoy solo, por razones laborales, en un hotel de la zona este, sin absolutamente nada que hacer a pesar de que a pasos de aquí se presagia que estará en poco tiempo “el gran destino del mundo”.
Me aburro horrores, voy al bar, ya me conocen, saben lo que le voy a pedir, miro a mi alrededor la barra esta vacía, como siempre. Hablo temas triviales con el bartender y prontamente al tomarme mi par de vodkas empiezo a divagar. Pienso que sigo siendo igual de divertido, dicharachero y como dicen aquí “bonchero” que hasta hace poco cuando vivía en Barcelona, pero ahora como que el ambiente me aprisiona, estoy atrincherado y me siento en un hotel desierto de un pueblo ancestral aislado totalmente del mundo.
No puedo hablar por el celular, pues en este hotel la recepción para hablar por celular es fatal, aunque si sigo recibiendo infinidad de rutinarios e-mails por el Black Berry que no tengo que contestar. Es inútil tratar de reconfigurar el aparato para obtener señal sé que tengo que salir al exterior para conseguir conexión y señal. Teniendo los dos servidores de servicio celular en el país es como si no tuviera ninguno. Pregunto por alguna cabina telefónica para llamar al exterior, pues se por experiencias pasadas se que hacer la llamada desde una cabina es mucho mas barato que desde la habitación del hotel. No existen en este hotel así que no tengo otro remedio que llegar a mi cuarto a realizar la llamada.
Me entretengo y se van los minutos hablando. Aprovecho para ponerme “al día con los últimos acontecimientos”. Yo sabía que las llamadas hechas desde la habitación del hotel son caras de por si, pero pensaba que en el Siglo XXI los precios exorbitantes eran cosas del pasado pues nos afamamos de estar en plena era de las comunicaciones.
El problema ha venido el último día, cuando me dispongo a abandonar el hotel. Pido que la cuenta de los gastos en llamadas telefónicas me la cobren aparte para pagarla con otra tarjeta de crédito pues la cuenta de la habitación se la tengo que cargar a la tarjeta corporativa.
Muy amablemente me informan que debo pagar... 283.50 por la llamada. Yo pienso “no está mal” pues 283 pesos son aprox. $8.50 dólares, hasta que cuando le estoy dando la tarjeta de crédito me informan que son “””DOS CIENTOS OCHENTA Y TRES DOLARES CON 50 ¡!!!!!!!””””
Mi expresión solo fue ¿ QUEEEEEE? Me pasaron tantas cosas por la mente que preferí no decir nada más y resignarme a pagar el abuso cometido.
¿No existe ningún organismo que fije por ley las tarifas de teléfono de los hoteles? ¿Pueden cobrar lo que quieran? A mi estas tarifas me parecen claramente abusivas y que en vez de incentivar el turismo que tanto necesita el país lo aminora.
Por favor no piensen, “pero debiste averiguar primero” yo tengo la experiencia de otros hoteles en otros países, he averiguado o no y las tarifas que he pagado han sido quizás caras pero nunca han sido el asalto que ha sido en este hotel.
Me resigno, sé que no volveré a caer en el mismo error, la semana próxima volveré al mismo hotel tendré que salir en el carro al exterior del hotel hasta lograr la señal adecuada para hacer mis llamadas. Otra vez pienso que son las cosas de mi país….
Ahora me ha dado por republicar algunos escritos... que han acabado siendo algunos posts. Siento temor de no mezclar los capítulos del libro que algún día creo publicaré con escritos vagos en un blog que no se si se lee, pero bueno no puedo negar que me encanta escribir y me fascina contar cosas...
El caso es que llevo días pensando que tengo que volver a cogerle el gusto a esto de escribir en el blog. Siempre se puede sacar tiempo para explicar "me ha pasado esto, esto y esto; y hoy en el trabajo me han dicho esto, esto y lo otro".
Sin embargo, no quiero escribir de mi trabajo. No porque no me guste, en realidad me encanta lo que hago aunque ni sea mi ramo, ni fue lo que estudie, ni nada de eso. No quiero hablar de él porque no sé quién pudiera estar leyendo esto y no me fío un pelo. Bueno, sí que sé quién está leyendo esto: NADIE.
Pero por si acaso un día a alguno de “esos” y “esas” les da por entrar aquí y ve que he escrito de algo con lo que se pudiera sentir aludido mejor trato de ahorrarme el trago amargo y no escribir nada relacionado con mi actual profesión.
El caso es que estoy solo, por razones laborales, en un hotel de la zona este, sin absolutamente nada que hacer a pesar de que a pasos de aquí se presagia que estará en poco tiempo “el gran destino del mundo”.
Me aburro horrores, voy al bar, ya me conocen, saben lo que le voy a pedir, miro a mi alrededor la barra esta vacía, como siempre. Hablo temas triviales con el bartender y prontamente al tomarme mi par de vodkas empiezo a divagar. Pienso que sigo siendo igual de divertido, dicharachero y como dicen aquí “bonchero” que hasta hace poco cuando vivía en Barcelona, pero ahora como que el ambiente me aprisiona, estoy atrincherado y me siento en un hotel desierto de un pueblo ancestral aislado totalmente del mundo.
No puedo hablar por el celular, pues en este hotel la recepción para hablar por celular es fatal, aunque si sigo recibiendo infinidad de rutinarios e-mails por el Black Berry que no tengo que contestar. Es inútil tratar de reconfigurar el aparato para obtener señal sé que tengo que salir al exterior para conseguir conexión y señal. Teniendo los dos servidores de servicio celular en el país es como si no tuviera ninguno. Pregunto por alguna cabina telefónica para llamar al exterior, pues se por experiencias pasadas se que hacer la llamada desde una cabina es mucho mas barato que desde la habitación del hotel. No existen en este hotel así que no tengo otro remedio que llegar a mi cuarto a realizar la llamada.
Me entretengo y se van los minutos hablando. Aprovecho para ponerme “al día con los últimos acontecimientos”. Yo sabía que las llamadas hechas desde la habitación del hotel son caras de por si, pero pensaba que en el Siglo XXI los precios exorbitantes eran cosas del pasado pues nos afamamos de estar en plena era de las comunicaciones.
El problema ha venido el último día, cuando me dispongo a abandonar el hotel. Pido que la cuenta de los gastos en llamadas telefónicas me la cobren aparte para pagarla con otra tarjeta de crédito pues la cuenta de la habitación se la tengo que cargar a la tarjeta corporativa.
Muy amablemente me informan que debo pagar... 283.50 por la llamada. Yo pienso “no está mal” pues 283 pesos son aprox. $8.50 dólares, hasta que cuando le estoy dando la tarjeta de crédito me informan que son “””DOS CIENTOS OCHENTA Y TRES DOLARES CON 50 ¡!!!!!!!””””
Mi expresión solo fue ¿ QUEEEEEE? Me pasaron tantas cosas por la mente que preferí no decir nada más y resignarme a pagar el abuso cometido.
¿No existe ningún organismo que fije por ley las tarifas de teléfono de los hoteles? ¿Pueden cobrar lo que quieran? A mi estas tarifas me parecen claramente abusivas y que en vez de incentivar el turismo que tanto necesita el país lo aminora.
Por favor no piensen, “pero debiste averiguar primero” yo tengo la experiencia de otros hoteles en otros países, he averiguado o no y las tarifas que he pagado han sido quizás caras pero nunca han sido el asalto que ha sido en este hotel.
Me resigno, sé que no volveré a caer en el mismo error, la semana próxima volveré al mismo hotel tendré que salir en el carro al exterior del hotel hasta lograr la señal adecuada para hacer mis llamadas. Otra vez pienso que son las cosas de mi país….
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