Viviendo el presente
Me pregunto qué es aquello que nos define como individuos. ¿Es un pais? ¿Una vida? ¿Otra vida? ¿Nuestro género? ¿La edad nos define?
Supongo que la edad nos define continuamente. Yo soy yo hoy, pero ayer era yo pero de otra manera. Sigo siendo el mismo, pero era distinto. Algo aprendí en el camino. O al menos eso me digo o quiero creer aunque quizas pueda ser otra mentira para enganar el alma.
Mucha gente me dice que de la vida se aprende, y que mejor tener desgracias para aprender de ellas. Yo, ayer y hoy (quizá no sea así mañana) siempre he pensado que las desgracias, cuantas menos padezcamos, mejor.
¿Qué se aprende de las penas? ¿A ser fuerte? ¿Y los que no somos fuertes? ¿O los que ya lo éramos? ¿O los que no podemos ser fuertes, a nosotros que nos enseñan las penas? A sufrir.
Siempre oigo a mucha gente que dice que del dolor se aprende. Supongo que sí. Aunque creo que del dolor sólo he aprendido a conocerlo, pero no me ha dado ningún beneficio de momento.
¿Se puede aprender de la alegría? Quizá sí. Se puede aprender que existe, y que claro es mejor ser feliz que triste. Aunque he conocido en mi vida mucha gente que prefiere ser triste que feliz. Quizá porque no pueden serlo. O no saben como ser feliz. O quizá se olvidaron que se puede ser feliz y que la dicha existe.
Bueno, si no la dicha (palabra magnánima y extraña que acapara un sinfín de imágenes), pero sí el júbilo, el optimismo.
Pero supongo que la felicidad y la edad nos definen sólo en parte. También nos definen los momentos. Quizá porque en ellos descubrimos quienes somos, o descubrimos cómo éramos al acordarnos; digo esto porque no estoy del todo seguro que sepamos quienes somos cuando lo somos. Creo que solemos saber de nosotros mirando hacia atrás, e intentamos cambiarnos mirando hacia adelante.
¿Y el presente? No sé. Somos una especie tan inconformista que el presente suele defraudarnos, lo cual es una pena porque es lo único que en verdad tenemos.
Todo presente es la única realidad que vivimos. El pasado, lo pensamos y el futuro nos lo imaginamos, y al hacerlo, estos pierden todo anclaje con la realidad. Y sin embargo, el presente sigue ahí.
Ultimamente de vuelta en mi pais he conocido personas que viven sólo en el pasado, no tienen otra conversacion que hablar de tiempos anteriores que para ellos siempre fueron mejores. Cuando escucho estas conversaciones pienso que su presente o es pobre o es poco interesante o que por alguna razon prefieren obviar el momento que estan viviendo.
Hay otras que solo se basan en el futuro, les cuesta mucho estar aquí, hoy. Ahora. En este momento. Solo hablan de los maravillosos negocios por venir, del momento esplendido que tendrá el país en el 2015 cuando por fin se resuelvan todo el problema energetico, etc, etc. Por lo menos esos son los optimistas, pues no alargaré el relato escribiendo de los que todo lo ven nublado y negativo.
No creo que se pueda vivir pensando hacia delante, o hacia atrás y pocas veces pensando en el ahora. Hay que vivir aquí y ahora.
Supongo que esta manera de ser es una de esas cosas que me definen. De los sitios en que he vivido me he llevado siempre un presente vivido con intensidad y claro los recuerdo con carnino como trampolin para lo que soy hoy, pero no vivo anclado en ellos.
Recuerdo haber leído en Londres a un autor británico que decía que la infancia era la única patria que teníamos. Y estoy de acuerdo.
Republica Dominicana, un país que, sin duda, me ha definido. Y me sigue definiendo, aunque curiosamente, aunque está por todas partes en mi, todo el que conozco y le digo con mucho orgullo que soy dominicano, lo pone en duda y he tenido muchas veces que sacar cedula de identidad para probarlo. Por no hablar del acento. Cuando la gente me conoce enseguida se dan cuenta de que no hablo con mucho acento dominicano, y me preguntan ¿de donde es que eres? , porque dominicano no suenas.
Sin embargo yo creo que haber tenido la oportunidad de vivir en EEUU y Espana en algo tambien me definen. Supongo que, como a todos, me define tanto lo pasado, el presente como lo ausente. Lo conocido como lo desconocido. Lo transcendental como lo tangible.
Creo que hasta hace poco no me he dado cuenta de cuanto llevo de ese país por dentro, aunque siempre supe que estaba en mí.
Por eso hoy, escribiendo de mi presente, quiero escribir de mi Santo Domingo interno. El que salpica mi idioma y lo enriquece. El que me hace decir cosas como “ofrecome”, “vaina”, “tutumpote”, “come solo”, “tiguere” "mi helmano".
Y sí. Ese país me define, y me definió. Y me seguirá definiendo. Y me alegro. Me alegro de mi presente en mi pais.
Supongo que la edad nos define continuamente. Yo soy yo hoy, pero ayer era yo pero de otra manera. Sigo siendo el mismo, pero era distinto. Algo aprendí en el camino. O al menos eso me digo o quiero creer aunque quizas pueda ser otra mentira para enganar el alma.
Mucha gente me dice que de la vida se aprende, y que mejor tener desgracias para aprender de ellas. Yo, ayer y hoy (quizá no sea así mañana) siempre he pensado que las desgracias, cuantas menos padezcamos, mejor.
¿Qué se aprende de las penas? ¿A ser fuerte? ¿Y los que no somos fuertes? ¿O los que ya lo éramos? ¿O los que no podemos ser fuertes, a nosotros que nos enseñan las penas? A sufrir.
Siempre oigo a mucha gente que dice que del dolor se aprende. Supongo que sí. Aunque creo que del dolor sólo he aprendido a conocerlo, pero no me ha dado ningún beneficio de momento.
¿Se puede aprender de la alegría? Quizá sí. Se puede aprender que existe, y que claro es mejor ser feliz que triste. Aunque he conocido en mi vida mucha gente que prefiere ser triste que feliz. Quizá porque no pueden serlo. O no saben como ser feliz. O quizá se olvidaron que se puede ser feliz y que la dicha existe.
Bueno, si no la dicha (palabra magnánima y extraña que acapara un sinfín de imágenes), pero sí el júbilo, el optimismo.
Pero supongo que la felicidad y la edad nos definen sólo en parte. También nos definen los momentos. Quizá porque en ellos descubrimos quienes somos, o descubrimos cómo éramos al acordarnos; digo esto porque no estoy del todo seguro que sepamos quienes somos cuando lo somos. Creo que solemos saber de nosotros mirando hacia atrás, e intentamos cambiarnos mirando hacia adelante.
¿Y el presente? No sé. Somos una especie tan inconformista que el presente suele defraudarnos, lo cual es una pena porque es lo único que en verdad tenemos.
Todo presente es la única realidad que vivimos. El pasado, lo pensamos y el futuro nos lo imaginamos, y al hacerlo, estos pierden todo anclaje con la realidad. Y sin embargo, el presente sigue ahí.
Ultimamente de vuelta en mi pais he conocido personas que viven sólo en el pasado, no tienen otra conversacion que hablar de tiempos anteriores que para ellos siempre fueron mejores. Cuando escucho estas conversaciones pienso que su presente o es pobre o es poco interesante o que por alguna razon prefieren obviar el momento que estan viviendo.
Hay otras que solo se basan en el futuro, les cuesta mucho estar aquí, hoy. Ahora. En este momento. Solo hablan de los maravillosos negocios por venir, del momento esplendido que tendrá el país en el 2015 cuando por fin se resuelvan todo el problema energetico, etc, etc. Por lo menos esos son los optimistas, pues no alargaré el relato escribiendo de los que todo lo ven nublado y negativo.
No creo que se pueda vivir pensando hacia delante, o hacia atrás y pocas veces pensando en el ahora. Hay que vivir aquí y ahora.
Supongo que esta manera de ser es una de esas cosas que me definen. De los sitios en que he vivido me he llevado siempre un presente vivido con intensidad y claro los recuerdo con carnino como trampolin para lo que soy hoy, pero no vivo anclado en ellos.
Recuerdo haber leído en Londres a un autor británico que decía que la infancia era la única patria que teníamos. Y estoy de acuerdo.
Republica Dominicana, un país que, sin duda, me ha definido. Y me sigue definiendo, aunque curiosamente, aunque está por todas partes en mi, todo el que conozco y le digo con mucho orgullo que soy dominicano, lo pone en duda y he tenido muchas veces que sacar cedula de identidad para probarlo. Por no hablar del acento. Cuando la gente me conoce enseguida se dan cuenta de que no hablo con mucho acento dominicano, y me preguntan ¿de donde es que eres? , porque dominicano no suenas.
Sin embargo yo creo que haber tenido la oportunidad de vivir en EEUU y Espana en algo tambien me definen. Supongo que, como a todos, me define tanto lo pasado, el presente como lo ausente. Lo conocido como lo desconocido. Lo transcendental como lo tangible.
Creo que hasta hace poco no me he dado cuenta de cuanto llevo de ese país por dentro, aunque siempre supe que estaba en mí.
Por eso hoy, escribiendo de mi presente, quiero escribir de mi Santo Domingo interno. El que salpica mi idioma y lo enriquece. El que me hace decir cosas como “ofrecome”, “vaina”, “tutumpote”, “come solo”, “tiguere” "mi helmano".
Y sí. Ese país me define, y me definió. Y me seguirá definiendo. Y me alegro. Me alegro de mi presente en mi pais.
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