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La nostalgia

Estoy pasando una época de felicidad en mi vida pero a veces la nostalgia me sirve para autoflagelarme y otras para recordar situaciones muy duras de las que salí airoso y más fuerte, lo que hace que le quite mucha importancia a las dificultades que se me puedan dar el día de hoy.

Siempre he sido una persona de las que van de frente, eso me ha provocado muchos momentos de soledad. Pero ahora soy lo que siempre quise ser, yo una vez soñé que era como soy ahora.

He salido del pozo, de ese montón de nubarrones negros que me rodeaban. Me siento feliz y libre, he perdido los miedos y las presiones no me aturden. Vuelvo a ser yo, a mi jovialidad habitual, a mis risas. Tengo ganas de salir a la calle, de comerme el mundo, de dejar que la luz del sol me moleste a los ojos a la vez que roza levemente mi piel. Quiero bailar y reírme, tomarme unos tragos con amigos, sudar y llorar de emoción. Quiero ser más amante que nunca. Me he reencontrado conmigo mismo, más gordo pero más fuerte, mayor pero más vital y con mas ganas de amar.

Cuando uno tiene la tentación de pasarse al lado oscuro se enfrenta a un peligro del que en ese momento no es consciente. El regodeo en lo negro, autocompadecerse puede llegar a ser placentero, ese placer venenoso que te invita a permanecer allí eternamente. Yo no me quiero quedar ahí para siempre porque mi naturaleza y mi inteligencia me lo impiden.

No sé por dónde irán mis pasos pero mi vida me gusta, mi mundo me gusta, yo me gusto y estando tan gusto soy consciente de que el pozo seguirá abierto, de que probablemente volveré en mil momentos a su oscuridad espesa pero será como ahora, para volver a decirme a mi mismo que no quiero estar ahí y subir de nuevo volando con alas ligeras.