Tobías el gato....
Mis vecinos del tercer piso tienen un gato sin nada en particular, un gato negro, bastante común, sin mucha gracia ni pretensión. Es un animal que un dia de pronto llegó al edificio y se hizo otro vecino mas, confieso que no soy de gatos, pero poco a poco le fui tomando afecto pues lo encontraba en el portal, lo acariciaba y me retibuia subiendo conmigo hasta mi segunda planta. Era un carino sin muchos adornos, sin muchas aspiraciones, nos veiamos, congeniabamos y pasabamos un rato juntos jugando.
Despues de un tiempo supe que mi vecina decidió adoptarlo y desde ese momento se convirtió en compañía indispensable para mis vecinos del tercero.
Estoy convencido que la vecina quería mucho a su gato. Una tarde al llegar de la facultad me tocan (pican, como dicen aqui) el timbre de la puerta, abró y me encuentro a mi vecina llorando como una Magdalena, entre sus jipios gimiaba algo que no entendí de primera intención, "Se han robao a Tobías", yo pienso, y quien cono es Tobías? Ahhhh, era el gato que se llama, o llamaba Tobías...
Desde que desapareció la he escuchado hablar al aire y llamarlo a viva voz a las 11 de la noche como si todavia estuviera cerca, como si pudiera escucharla, pidiéndole que vuelva.
Yo intenté también, sin decirle nada a los vecinos correr la voz en los comercios cercanos que frecuentaba. Poco fueron los resultados y los dias pasabam y pasaban. Pensé, que pudo haber sucedido con el gato, y les confieso que hasta sospeche que el restaurant chino de la esquina podia tener algo que ver. Despues me frené a mi mismo, pensando que me resultaba hasta de mal gusto que eso pasara por mi mente.
Caminando desde el metro me di cuenta que la vecina pegó, por las calles aledanas, fotos del gato con un letrero en el que se lee: lo extraño, llama a tal número. Nomás por el contenido de los flyers, sigo deduciendo que ella es un poco tarada, porque no se tomó la molestia de agregar ningún detalle adicional, como que tiene la piel de la pata derecha maltratada o usa un collar rojo con un cascabel, para que los pájaros lo escuchen venir y no los mate. En fín algún dato que permitiera identificar mejor al gato.
Al principio, cuando recién se “perdió” el gato, la vecina lloraba un poco e incluso, se le ocurrió dejarle comida afuera de la puerta de su entrada (según quejas que escuche de la encargada de mantenimiento del edificio) y en el patio, por si el animal regresaba y tenía hambre. Ahora, despues de un tiempo ya se hizo un poco a la idea de que el gato no volverá.
Pero lo más curioso de la historia fue que pasadas algunas dos semanas de su “desaparicion” los vecinos del tercero me han dejando por debajo de la puerta una nota en una tarjeta muy bonita aunque con dudosa caligrafia.
“Miguel, (ellos me conocican por Miguel, no Miguelito). Te esperamos el Sabado proximo a las 17 horas al servicio en honor a Tobías. Que Dios, en su infinito amor lo reciba en su seno, perdone a sus victimarios y nos de valor para seguir adelante.
Yo quede momentaneamente anonadado, la vida me sigue sorprendiendo, me han invitado al funeral de un gato!!!
Voy a la sala, me siento, tengo que digerir esto mejor…. Releo la nota …..
Perdone a sus victimarios….. Habrá alguna seguridad de que fueran los chinos, hasta ese momento pense que yo era el único sádico que mentalmente culpaba a los chinos, pero de eso a senalar victimarios hay un buen trecho.
Le tenía carino al gato, eso esta claro, pero de ahí al ir a un funeral de un gato ausente con los friquis del tercero había un oceano….
Finalmente decidí no ir, compré una tarjeta en los chinos de la esquina y se las entregué personalmente excusandome de no asistir al funeral con una excusa barata y expresando que sentia de verdad la irreparable perdida.
La siguiente semana entrando a mi portal despues de unos tragitos con mis amigos en el Harlem, siento que cuando estoy tratando de abrir la puerta hay alguien o algo tocando levemente del otro lado de la puerta. Abro la puerta y me brinca Tobías, el gato, me pasaron mil cosas por la cabeza, desde que era un milagro divino hasta que debia dejar la bebida…
Pero bueno la conclusion fue que el gato volvio.
Despues de un tiempo supe que mi vecina decidió adoptarlo y desde ese momento se convirtió en compañía indispensable para mis vecinos del tercero.
Estoy convencido que la vecina quería mucho a su gato. Una tarde al llegar de la facultad me tocan (pican, como dicen aqui) el timbre de la puerta, abró y me encuentro a mi vecina llorando como una Magdalena, entre sus jipios gimiaba algo que no entendí de primera intención, "Se han robao a Tobías", yo pienso, y quien cono es Tobías? Ahhhh, era el gato que se llama, o llamaba Tobías...
Desde que desapareció la he escuchado hablar al aire y llamarlo a viva voz a las 11 de la noche como si todavia estuviera cerca, como si pudiera escucharla, pidiéndole que vuelva.
Yo intenté también, sin decirle nada a los vecinos correr la voz en los comercios cercanos que frecuentaba. Poco fueron los resultados y los dias pasabam y pasaban. Pensé, que pudo haber sucedido con el gato, y les confieso que hasta sospeche que el restaurant chino de la esquina podia tener algo que ver. Despues me frené a mi mismo, pensando que me resultaba hasta de mal gusto que eso pasara por mi mente.
Caminando desde el metro me di cuenta que la vecina pegó, por las calles aledanas, fotos del gato con un letrero en el que se lee: lo extraño, llama a tal número. Nomás por el contenido de los flyers, sigo deduciendo que ella es un poco tarada, porque no se tomó la molestia de agregar ningún detalle adicional, como que tiene la piel de la pata derecha maltratada o usa un collar rojo con un cascabel, para que los pájaros lo escuchen venir y no los mate. En fín algún dato que permitiera identificar mejor al gato.
Al principio, cuando recién se “perdió” el gato, la vecina lloraba un poco e incluso, se le ocurrió dejarle comida afuera de la puerta de su entrada (según quejas que escuche de la encargada de mantenimiento del edificio) y en el patio, por si el animal regresaba y tenía hambre. Ahora, despues de un tiempo ya se hizo un poco a la idea de que el gato no volverá.
Pero lo más curioso de la historia fue que pasadas algunas dos semanas de su “desaparicion” los vecinos del tercero me han dejando por debajo de la puerta una nota en una tarjeta muy bonita aunque con dudosa caligrafia.
“Miguel, (ellos me conocican por Miguel, no Miguelito). Te esperamos el Sabado proximo a las 17 horas al servicio en honor a Tobías. Que Dios, en su infinito amor lo reciba en su seno, perdone a sus victimarios y nos de valor para seguir adelante.
Yo quede momentaneamente anonadado, la vida me sigue sorprendiendo, me han invitado al funeral de un gato!!!
Voy a la sala, me siento, tengo que digerir esto mejor…. Releo la nota …..
Perdone a sus victimarios….. Habrá alguna seguridad de que fueran los chinos, hasta ese momento pense que yo era el único sádico que mentalmente culpaba a los chinos, pero de eso a senalar victimarios hay un buen trecho.
Le tenía carino al gato, eso esta claro, pero de ahí al ir a un funeral de un gato ausente con los friquis del tercero había un oceano….
Finalmente decidí no ir, compré una tarjeta en los chinos de la esquina y se las entregué personalmente excusandome de no asistir al funeral con una excusa barata y expresando que sentia de verdad la irreparable perdida.
La siguiente semana entrando a mi portal despues de unos tragitos con mis amigos en el Harlem, siento que cuando estoy tratando de abrir la puerta hay alguien o algo tocando levemente del otro lado de la puerta. Abro la puerta y me brinca Tobías, el gato, me pasaron mil cosas por la cabeza, desde que era un milagro divino hasta que debia dejar la bebida…
Pero bueno la conclusion fue que el gato volvio.