Razón y Corazón
A pesar de la resistencia que la razón le impuso, hubo un buen día en el que el corazón le ganó el pulso y salió a flote. Y ese día empecé a tener sensaciones como las que nunca tuve antes…
Sensaciones enormes y penetrantes, tanto positivas como negativas. Era algo inexplicable por la razón que tenía hasta el momento, descargas de bienestar o negativismo movidas por aspectos inevitables e incontrolables… la razón ya no jugaba su papel tan pesadamente importante, ahora era ella quien había sido encarcelada. Y el corazón empezó a hacer de las suyas, consiguiendo que la vida girara entorno a él. Gracias a ello, llegaron el bienestar y el placer personal… pero también las desilusiones, el parcial abandono de las obligaciones impuestas por la razón con su incumplimiento pertinente y sentimientos de culpabilidad, el desengaño, la irresponsabilidad… Y mi vida empezó a desmoronarse lentamente. Y es que, de corazón, tampoco se vive… Es como una droga, engancha. Es mucho más excitante que una sosa razón que tan sólo te obliga a hacer lo que crees que tienes que hacer sin cuestionarse el porqué de las cosas, la razón por la que actuar de esa manera… y lo más importante, si lo que haces es lo debido; el corazón te aporta jovialidad, vitalidad, alegría… pero también inestabilidad, incomodidad, decepciones…
Entonces, después de lo vivido… ¿dónde estaba la respuesta? Faltaba algún ingrediente más (o mejor dicho, un “pequeño” gran matiz).Un buen día me pregunté… “¿Por qué no vives con el corazón, usando TU (y no la de los demás) razón como antes?” Y así lo probé. Recuperé mis aspectos razonables abandonados pero jamás renuncié al corazón sentimental que me hacía sentir realmente vivo. Por fin disfruté (y creo disfrutar) de las ventajas de ambos aspectos. ¡Hasta se puede disfrutar con la razón! (increíble descubrimiento…)
Sé que es algo muy básico, muchos hemos razonado bastante más allá de lo que estas 4 líneas han explicado… pero si nos paramos a pensar, ¿cuántas veces hemos actuado en desequilibrio? Pues la mayoría. Cuántas veces nos hemos cegado en un proyecto (llámese trabajo, estudio, inquietud…) sin mirar más allá de él realmente nos aportará, o nos hemos preocupado por algo de forma obsesiva sin mirar la magnitud real de dicha inquietud…
Otro ejemplo… ¿cómo se puede ser un buen profesional con razón, pero sin corazón? Por mucho que sepas sobre tus estudios y expriencias , si no eres consciente de la situación real y no sabes escuchar (dije escuchar, no oir), jamás se puede ser un buen profesional…
Además, cada día se ve más que la psicología dirigida a los cliente es una gran parte de tu profesion y en el buen uso de la misma reside la mayoría de los éxitos beneficiosos tu futuro profesional.
Yo cada día le pregunto a la feliz pareja que vive en mi interior, razón y corazón, sobre los actos que realizo para que me den su opinión. A veces discuten, como todas las buenas parejas… pero siempre tratan de llegar a una conclusión que les beneficie a ambos y suelen acertar en mi bienestar. Es una pareja con dificultades para entablar conversación porque tienen un estilo muy peculiar, pero una vez son de confianza… la verdad es que se ayudan perfectamente.
Sé que todo lo que he comentado es muy simple, pero como otras muchas cosas en la vida… basta que las tengas delante para que ni siquiera te des cuenta de ellas. Y es que parece que lo que tiene que ser más obvio y elemental, es a lo que menos prestamos atención y más problemas nos acarrean. Al fin y al cabo, la mayoría de cosas “sencillas” son las que realmente funcionan (volvemos a la teoría de los extremos… ni muy sencillo, ni muy complicado. Un intermedio)…
¿O no? Mi razón y mi corazón acaban de decirme que sí de nuevo.
Sensaciones enormes y penetrantes, tanto positivas como negativas. Era algo inexplicable por la razón que tenía hasta el momento, descargas de bienestar o negativismo movidas por aspectos inevitables e incontrolables… la razón ya no jugaba su papel tan pesadamente importante, ahora era ella quien había sido encarcelada. Y el corazón empezó a hacer de las suyas, consiguiendo que la vida girara entorno a él. Gracias a ello, llegaron el bienestar y el placer personal… pero también las desilusiones, el parcial abandono de las obligaciones impuestas por la razón con su incumplimiento pertinente y sentimientos de culpabilidad, el desengaño, la irresponsabilidad… Y mi vida empezó a desmoronarse lentamente. Y es que, de corazón, tampoco se vive… Es como una droga, engancha. Es mucho más excitante que una sosa razón que tan sólo te obliga a hacer lo que crees que tienes que hacer sin cuestionarse el porqué de las cosas, la razón por la que actuar de esa manera… y lo más importante, si lo que haces es lo debido; el corazón te aporta jovialidad, vitalidad, alegría… pero también inestabilidad, incomodidad, decepciones…
Entonces, después de lo vivido… ¿dónde estaba la respuesta? Faltaba algún ingrediente más (o mejor dicho, un “pequeño” gran matiz).Un buen día me pregunté… “¿Por qué no vives con el corazón, usando TU (y no la de los demás) razón como antes?” Y así lo probé. Recuperé mis aspectos razonables abandonados pero jamás renuncié al corazón sentimental que me hacía sentir realmente vivo. Por fin disfruté (y creo disfrutar) de las ventajas de ambos aspectos. ¡Hasta se puede disfrutar con la razón! (increíble descubrimiento…)
Sé que es algo muy básico, muchos hemos razonado bastante más allá de lo que estas 4 líneas han explicado… pero si nos paramos a pensar, ¿cuántas veces hemos actuado en desequilibrio? Pues la mayoría. Cuántas veces nos hemos cegado en un proyecto (llámese trabajo, estudio, inquietud…) sin mirar más allá de él realmente nos aportará, o nos hemos preocupado por algo de forma obsesiva sin mirar la magnitud real de dicha inquietud…
Otro ejemplo… ¿cómo se puede ser un buen profesional con razón, pero sin corazón? Por mucho que sepas sobre tus estudios y expriencias , si no eres consciente de la situación real y no sabes escuchar (dije escuchar, no oir), jamás se puede ser un buen profesional…
Además, cada día se ve más que la psicología dirigida a los cliente es una gran parte de tu profesion y en el buen uso de la misma reside la mayoría de los éxitos beneficiosos tu futuro profesional.
Yo cada día le pregunto a la feliz pareja que vive en mi interior, razón y corazón, sobre los actos que realizo para que me den su opinión. A veces discuten, como todas las buenas parejas… pero siempre tratan de llegar a una conclusión que les beneficie a ambos y suelen acertar en mi bienestar. Es una pareja con dificultades para entablar conversación porque tienen un estilo muy peculiar, pero una vez son de confianza… la verdad es que se ayudan perfectamente.
Sé que todo lo que he comentado es muy simple, pero como otras muchas cosas en la vida… basta que las tengas delante para que ni siquiera te des cuenta de ellas. Y es que parece que lo que tiene que ser más obvio y elemental, es a lo que menos prestamos atención y más problemas nos acarrean. Al fin y al cabo, la mayoría de cosas “sencillas” son las que realmente funcionan (volvemos a la teoría de los extremos… ni muy sencillo, ni muy complicado. Un intermedio)…
¿O no? Mi razón y mi corazón acaban de decirme que sí de nuevo.
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